Te propongo un juego, quedemos. Hagámoslo, hagamos todo eso que sabemos que queremos. Comencemos con unos cuantos besos, acaríciame el cuello y te dejare seguir explorando cada una de las esquinas de mi cuerpo. Si, es algo simple, tan solo tengo que sentir tu lengua en mi boca, tus manos en mi cintura y nuestras piernas enredadas de tal forma que no sepamos de quien es cada una. Túmbate encima mio, desnúdame y hazme sudar. Mírame los ojos cuando ya no podamos más. Al terminar sonríe, yo prometo hacer lo mismo. Somos amigos, hay confianza y no tenemos nada que perder.. ¿Jugamos?